La historia de Anxo  (6)

        "Otro día importante para mí fue el día que cambiamos de perro, y fuimos junto a un perro más fiero, un pastor alemán que corría a toda velocidad hacia la verja donde estaba yo. Cuando llegaba, golpeaba los barrotes con sus patas, y ladraba muy fuerte y sin parar.

Todo eso me daba muchísimo miedo, como os podéis imaginar.

         Pero yo sabía que si me quedaba se me pasaría, así que eso fue lo que hice. Me quedé, y se me pasó.

Bueno, no del todo, pero conseguí acercarme bastante a la verja, y eso aunque el perro no dejó de ladrar ni un solo momento...

        Por eso acabé muy contento: había conseguido hacer algo, que hacía tan solo unas semanas no era capaz de hacer.

Ni se me pasaba por la imaginación que llegaría a poder hacerlo... "